La tarta de queso La Viña se ha convertido en un clásico moderno que arrasa allá donde va. A ver, no es para menos: es cremosa, intensa, con ese toque casi tostado por fuera y blandita por dentro que engancha a la primera cucharada. Si la has probado alguna vez, seguro que sabes de qué hablo. Y si no, prepárate, porque esto no es la típica tarta de queso de toda la vida. No sé tú, pero yo la primera vez que la probé me quedé loca.
Lo curioso es que esta maravilla no sale de una pastelería famosa ni de un obrador de autor, sino de un bar, el mítico La Viña de San Sebastián. De esos sitios donde no esperas encontrarte con una tarta que te haga replantearte todo. Allí la empezaron a hacer hace más de 30 años, y sin buscarlo, se convirtió en un icono. No lleva base de galleta, no se adorna con mermeladas, ni necesita florituras: solo buenos ingredientes y una cocción bien medida.
Ahora, claro, hay mil versiones por ahí, y cada cual le mete su toque. Pero si lo que quieres es clavar la receta auténtica de la tarta de queso La Viña, la que ha hecho historia, hoy te cuento cómo hacerla, paso a paso, sin complicaciones raras. Y oye, que no necesitas ser un experto en repostería ni tener un robot de cocina. Solo ganas de liarte un poco en la cocina… y resistirte a no comértela entera cuando salga del horno.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de tarta de queso La Viña casera
Ingredientes
- 550 g de queso crema tipo Philadelphia (mejor si está a temperatura ambiente)
- 240 g de azúcar
- 300 ml de nata para montar (mínimo 35% de grasa)
- 4 huevos L
- 1 cucharada sopera rasa de harina de trigo
Cómo hacer la tarta de queso vasca de La Viña
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- Pon el horno a 200 ºC, con calor arriba y abajo, sin ventilador. Te aconsejo que pongas la rejilla del horno a una altura entre media y baja. Mientras va cogiendo temperatura, tú puedes ir mezclando todo.
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- En un bol grande, pon el queso crema y el azúcar. Dale con unas varillas (vale manuales, no hace falta batidora), hasta que esté todo bien integrado y cremoso. No hace falta batir como si no hubiera un mañana, solo que quede todo homogéneo.
- Ve añadiendo los 4 huevos, uno a uno. O sea, echas uno, mezclas, y cuando esté bien incorporado, añades el siguiente. Así se integra mejor todo y no te quedan grumos ni rarezas en la mezcla.
- Ahora toca añadir la nata para montar. Recuerda que tiene que tener al menos un 35% de grasa para que le dé ese punto untuoso a la tarta. Mézclala con cariño, sin prisas.
- Tamiza la harina y añádela a la mezcla. Es solo una cucharada, pero ayuda a que la tarta tenga un pelín más de cuerpo sin quedar mazacote. Mezcla lo justo para que se integre.
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- Aquí viene uno de los trucos: usa un molde redondo de unos 18-20 cm de diámetro y fórralo con papel de horno. Que sobresalga por los bordes, sin problema. No hace falta engrasarlo ni nada. Vierte la mezcla dentro.
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- Métela en el horno precalentado y hornea durante 40-45 minutos. La parte de arriba tiene que quedar dorada, incluso algo quemadita, y si la mueves un poco, debe temblar el centro como si fuera un flan. No la dejes más tiempo aunque te parezca que está cruda, porque se termina de cuajar al enfriar.
- Cuando la saques del horno, deja que se enfríe a temperatura ambiente, dentro del molde. Luego métela en la nevera al menos 4 horas, aunque de un día para otro está aún mejor. Créeme.

Consejos para que te quede una tarta de queso La Viña perfecta
Ojo con el horno
Uno de los errores más comunes es pasarse de horno. Ya sé que da cosa sacarla cuando parece que está cruda en el centro, pero es justo lo que quieres. Esa textura temblorosa es lo que luego da el efecto cremoso típico de esta tarta. Si la horneas de más, se seca y pierde toda la gracia.
El papel de horno es tu amigo
No escatimes con el papel. Mejor que sobresalga por los lados del molde, incluso arrugado, que luego le da ese borde tan característico. Y nada de usar moldes desmontables sin forrar: la mezcla es líquida y se puede escapar. Créeme, no quieres limpiar eso del horno.
¿Se ha agrietado por arriba?
Pues mira, ni tan mal. A veces se agrieta un poco y es completamente normal. De hecho, a muchos nos mola ese rollo rústico que tiene esta tarta de queso vasca. Pero si te molesta, puedes probar a hornear con calor solo abajo durante los primeros 30 minutos, y luego encender el grill 5-10 min al final para dorar la parte de arriba sin tanta agresividad.
Temperatura ambiente, siempre que puedas
Si puedes, saca los ingredientes de la nevera un ratito antes. No es imprescindible, pero ayuda a que todo se mezcle mejor y no haya cortes raros en la masa. Además, el horneado será más uniforme.
¿Quieres un toque diferente?
Si te da por improvisar, puedes añadir un poco de ralladura de limón, o incluso un pelín de extracto de vainilla. Pero ya te aviso: la receta original de la tarta de queso La Viña de San Sebastián no lleva nada de eso. Cuestión de gustos.
Cómo acompañar la tarta de queso La Viña
Aunque esta tarta está tan rica que te la puedes comer tal cual, hay algunas formas de acompañarla que le dan un puntito especial sin quitarle protagonismo. A mí, por ejemplo, me encanta servirla con unas frutas del bosque frescas al lado. Unos arándanos, frambuesas o moras quedan genial y aportan ese contraste ácido que corta un poco la cremosidad. También puedes usar una compota casera de manzana o pera, si tienes algo a mano, pero sin pasarte, que no queremos tapar el sabor de la tarta.
Si eres más de tomarla con algo para beber, prueba con un café solo o un buen té negro. No falla. Eso sí, si te gusta el dulce y quieres algo más especial, una copita de vino dulce como un Pedro Ximénez o un moscatel frío puede hacer que la experiencia suba de nivel. Eso sí, uno pequeñito, que con esta tarta no necesitas mucho más para quedarte bien a gusto.
Bueno, pues ya lo tienes. La tarta de queso La Viña auténtica, sin vueltas raras ni ingredientes imposibles. Si la haces tal cual, verás que queda brutal: cremosa, con ese punto tostado por fuera y un sabor que no empalaga nada. Lo difícil no es hacerla… lo difícil es no comérsela entera de una sentada. Ya me contarás si te animas, ¡y guarda un trocito si puedes!
Si te gustan las tartas fáciles, no puedes dejar de probar la tarta Oreo, una delicia cremosa que combina la suavidad del queso con la textura crujiente de las galletas Oreo. La receta de la tarta de la abuela, con sus capas de galletas y chocolate, es perfecta para quienes disfrutan de los postres caseros y sencillos. Y si prefieres algo más fresco, no te puedes perder la tarta de queso fría, una receta sin horno que destaca por su sabor suave y cremoso, ideal para cualquier ocasión.