Si hay una salsa que nunca falla en la cocina española y mediterránea, esa es la salsa bechamel. Es una de esas preparaciones básicas que conviene dominar porque aparece en un montón de recetas: croquetas, lasaña, canelones, gratinados… Si alguna vez has intentado hacerla y te han salido grumos o te ha quedado demasiado líquida, tranquilo, que aquí te voy a contar cómo hacerla bien de una vez por todas.
Aunque su nombre suene francés (porque lo es), en España la hemos adoptado con tanto entusiasmo que forma parte de nuestra cocina tradicional. ¿Te imaginas unas croquetas sin una buena bechamel? Imposible. Y lo mismo pasa con una lasaña casera: si la salsa no está en su punto, el plato pierde toda la gracia. Por eso, aprender a hacer una bechamel suave, sin grumos y con el espesor justo es casi un superpoder en la cocina.
En este artículo, te voy a explicar cómo hacer la salsa bechamel perfecta, con una receta detallada y todos los trucos para que te salga impecable. Además, veremos en qué platos puedes usarla y cómo solucionar los errores más comunes. Así que ponte el delantal, que esto empieza.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de salsa bechamel casera
Ingredientes
- 500 ml de leche entera
- 50 g de harina
- 50 g de mantequilla
- sal al gusto
- nuez moscada al gusto
- pimienta negra al gusto
Cómo hacer bechamel perfecta
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- Derrite la mantequilla en un cazo a fuego medio. No dejes que se queme, solo que se derrita del todo.mienta n
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- Añade la harina y mezcla bien con unas varillas. Esto es lo que se llama roux, la base de la bechamel.
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- Cocina la harina durante un par de minutos, removiendo constantemente para que pierda el sabor a crudo. Ojo, que no se queme.
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- Incorpora la leche poco a poco, sin dejar de remover. Si la leche está tibia, mejor, porque evitarás grumos. Lo ideal es añadirla en chorritos pequeños mientras sigues batiendo con las varillas.
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- Sigue removiendo hasta que espese. En unos 5-7 minutos la salsa empezará a tomar cuerpo. Si ves que está demasiado espesa, puedes añadir un poco más de leche.
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- Añade la sal, la pimienta y la nuez moscada. Pruébala y ajusta el punto de sabor. ¡Y listo! Ya tienes una bechamel cremosa y sin grumos.
Consejos y errores comunes al hacer bechamel
Vale, ya tenemos la receta, pero hacer una bechamel perfecta no es solo seguir los pasos al pie de la letra. Hay pequeños detalles que marcan la diferencia entre una salsa cremosa y una llena de grumos o insípida. Aquí te dejo los mejores trucos para que te salga bien siempre, y también los errores más típicos para que sepas cómo arreglarlos.
Cómo evitar los grumos
Este es el problema número uno cuando hacemos bechamel. Seguro que alguna vez te ha pasado: la salsa empieza bien, pero de repente aparecen esos molestos grumos imposibles de deshacer. Para evitarlo:
- Remueve sin parar con unas varillas mientras añades la leche.
- No eches toda la leche de golpe, hazlo poco a poco y sigue batiendo.
- Si a pesar de todo te quedan grumos, pásala por un colador fino o usa una batidora de mano para salvarla.
Cómo ajustar la consistencia
La bechamel puede usarse para muchas recetas, y cada una necesita una textura diferente:
- Para croquetas: más espesa, que casi se pueda moldear.
- Para lasaña o canelones: cremosa pero fluida, para que cubra bien las capas.
- Para gratinados: un punto más ligera, para que se reparta bien por encima.
Si te queda demasiado espesa, añade un poco más de leche caliente y remueve. Si está demasiado líquida, cocina unos minutos más a fuego lento o agrega una pizca más de harina (disuelta en un poco de leche para que no haga grumos).
Cómo potenciar el sabor
Una bechamel sin sabor es un desperdicio. No basta con echar sal y pimienta, aquí van algunos trucos:
- Usa leche infusionada: puedes calentarla con una hoja de laurel, un trozo de cebolla o incluso clavo de olor antes de incorporarla a la salsa.
- Dora bien la harina en la mantequilla, sin que se queme, pero lo suficiente para que pierda ese sabor crudo.
- Añade queso rallado si quieres una versión más intensa (ideal para gratinados).
Errores comunes y cómo solucionarlos
- Se quema la bechamel → Si se ha pegado al fondo del cazo, no rasques, cambia a otro recipiente y sigue removiendo desde ahí.
- Demasiado espesa → Agrega leche caliente y remueve hasta conseguir la textura deseada.
- Demasiado líquida → Cocina a fuego lento unos minutos más o añade una pizca de harina disuelta en leche.
- Le falta sabor → No te cortes con la nuez moscada y la pimienta, y prueba infusionar la leche con especias o cebolla.
Con estos trucos, ya no hay excusa para que la bechamel no te salga perfecta.
Platos populares que llevan salsa bechamel
Ahora que ya sabemos cómo hacer una buena salsa bechamel, toca hablar de los platos donde más brilla. Seguro que te suenan todos, porque en la cocina española y mediterránea es casi imprescindible.
Croquetas
Las croquetas son, sin duda, el plato estrella donde la bechamel es la protagonista. Una masa bien hecha debe ser cremosa por dentro y crujiente por fuera, sin que quede líquida ni apelmazada. Lo bueno es que puedes hacerlas de lo que quieras: jamón, pollo, bacalao, setas… pero sin una buena bechamel, no hay croqueta que valga.
Lasaña
Un clásico de la cocina italiana que hemos adoptado con gusto. En la lasaña tradicional, la bechamel se intercala entre las capas de pasta, carne y tomate, aportando cremosidad y un sabor suave que equilibra el conjunto.
Canelones
Muy parecidos a la lasaña, pero en versión enrollada. En los canelones la bechamel se usa tanto para el relleno como para la cobertura antes de gratinar.
Gratén de verduras
Un buen gratinado de coliflor o de berenjenas con una capa de bechamel y queso por encima es una delicia. Se hornea hasta que queda dorado y crujiente en la superficie.
Otras recetas
La salsa bechamel se puede usar en muchos otros platos:
- Huevos a la florentina (huevos gratinados con espinacas y bechamel).
- Moussaka (versión griega de la lasaña, con berenjenas en lugar de pasta).
- Pimientos rellenos con bechamel por encima para darles un toque extra de cremosidad.
Como ves, es una salsa versátil que se adapta a un montón de recetas. Si aprendes a hacerla bien, te servirá para dar un toque especial a muchos platos.
Bueno, ya ves que la salsa bechamel es de esas recetas básicas que merece la pena aprender bien. No es complicada, pero tiene sus trucos, y una vez que la dominas, puedes usarla en un montón de platos.
Si sigues los consejos y evitas los errores más comunes, te quedará siempre cremosa, sin grumos y con un sabor espectacular. Además, puedes adaptarla según el uso que le quieras dar: más espesa para croquetas, más fluida para lasañas o gratinados (como las berenjenas rellenas o los calabacines rellenos) o incluso con un toque de queso si quieres algo más intenso.
Lo mejor es que te animes a probarla y la hagas un par de veces hasta pillarle el punto. Y si te sobra, no pasa nada, porque se puede guardar en la nevera y reutilizar en otro plato.
Espero que este paso a paso te haya servido. Ahora cuéntame, ¿en qué receta la vas a usar primero?