La quiche Lorraine es una de esas recetas que parece más complicada de lo que realmente es. Y lo digo con conocimiento de causa, porque la primera vez que la hice pensé que iba a acabar con la cocina patas arriba… pero nada que ver. Al final, es una mezcla sencilla de ingredientes de los de toda la vida, metida en una base de masa y horneada. Poco más.
Esta receta francesa tiene su origen en la región de Lorena (de ahí lo de Lorraine, claro), y aunque con los años ha ido mutando y adaptándose, la versión clásica lleva solo huevos, nata y panceta. Yo le pongo siempre queso, y ya si le quieres echar champiñones o lo que tengas por la nevera… pues oye, cada uno en su casa hace lo que quiere.
Lo bueno de la quiche Lorraine es que sirve para un almuerzo rápido, una cena con amigos o incluso para llevar al trabajo. Se puede comer caliente o fría, y lo mejor: la puedes dejar hecha con antelación. Vamos, que es una receta comodín de las que no fallan. Y además está buenísima, que eso también cuenta.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de quiche Lorraine fácil
Ingredientes
- 250 g de harina de trigo
- 125 g de mantequilla fría en dados
- 1 huevo
- 1 cucharadita de sal
- 1 o 2 cucharadas de agua fría
Para la masa quebrada
- 250 g de panceta o bacon en tiras
- 4 huevos
- 300 ml de nata para cocinar
- Sal y pimienta negra al gusto
- 100 g de queso emmental rallado
- una pizca de nuez moscada
Para el relleno
Cómo hacer quiche Lorraine casera
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En un bol grande, mezcla la harina con la sal, y añade la mantequilla fría cortada en dados. Con las yemas de los dedos (o con un robot, si tienes), vas deshaciendo la mantequilla hasta que parezca pan rallado grueso. Nada de amasar, ¿eh? Solo mezclar.
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Ahora añade el huevo y, si ves que la masa no se une, una cucharada o dos de agua fría. Haz una bola, aplánala un poco, envuélvela en film y al frigo mínimo 30 minutos. Esto ayuda a que no encoja al hornearla.
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Saca la masa del frigo, estírala con un rodillo (pon un poco de harina en la encimera) hasta que tenga unos 3 mm de grosor. Forra con ella un molde de 24 cm engrasado, ajustándola bien a las paredes.
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Pincha la base con un tenedor, pon papel de horno encima y rellena con legumbres secas o pesos para hornear. Métela al horno precalentado a 180 °C, unos 15 minutos. Luego quita el papel y las legumbres y hornea 5 minutos más para que no se quede cruda. Este paso se llama “horneado en blanco” y evita que se quede la base mojada. Muy importante, sobre todo con rellenos húmedos como este.
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Mientras se hornea la masa, dora la panceta o bacon en una sartén sin aceite (ya suelta bastante grasa). Cuando esté crujientita, déjala escurrir en papel de cocina.
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En un bol grande, bate los huevos con la nata, añade una pizca de sal (ojo, que la panceta ya sala bastante), un poco de pimienta y, si te va, un toque de nuez moscada. Echa también el queso.
- Vierte el relleno sobre la base de la quiche.
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- Hornea a 180 °C durante unos 35-40 minutos, hasta que veas que ha cuajado y la parte de arriba está doradita. Puedes pinchar con un cuchillo en el centro: si sale limpio, está lista.
- Déjala reposar unos 10 minutos fuera del horno antes de cortarla, que así no se desmorona al servirla.

Y listo, ya tienes tu quiche Lorraine clásica, casera y con todo el sabor.
Consejos para que te quede una quiche Lorraine de diez
Evita que la base quede mojada
Esto es un clásico: haces la quiche con toda tu ilusión y al cortarla… la base está blandurria. ¿Te suena? Para evitarlo:
- Hornea la masa en blanco, como te conté antes, sin saltarte ese paso. Es lo que marca la diferencia.
- Puedes pincelar la base prehorneada con un poco de clara de huevo batida y volver a meterla 2 minutillos al horno. Se sella y no se empapa tanto.
- Otra opción es dejar enfriar la base del todo antes de echar el relleno.
¿Y si no tienes panceta?
Pues nada, usa bacon, jamón cocido o incluso taquitos de jamón serrano, aunque este último es más salado, así que ojo con eso. También puedes hacer una versión vegetariana con puerro, cebolla caramelizada o espinacas, aunque ya no sería la quiche Lorraine clásica, claro.
¿Le pongo queso o no?
La receta tradicional no lleva queso, pero la verdad es que marca la diferencia, al menos para mí. Gruyère, emmental, comté… van genial. Aquí puedes usar hasta manchego semicurado rallado, si te gusta el sabor más intenso. La clave está en no pasarte para que no tape los otros sabores.
¿Cómo la guardo si sobra?
- En la nevera, aguanta perfectamente 3-4 días, bien tapada con film o en un tupper. Está buena fría, templada o recalentada en el horno (mejor que micro para que no se quede blanda).
- Si la quieres hacer con antelación, puedes prepararla el día antes, dejarla enfriar y luego calentarla 10-15 minutos a 160 °C antes de servirla.
- Y sí, también puedes congelarla. Lo mejor es cortarla en porciones, envolver cada trozo en film y luego meterlo en una bolsa zip. Aguanta hasta 2 meses sin problema. Para recalentar, directo al horno sin descongelar.
Cómo acompañar la quiche Lorraine
La quiche Lorraine es un plato bastante completo por sí solo, pero si quieres montarte una comida más redonda, lo ideal es acompañarla con algo que refresque un poco. Lo más clásico es servirla con una ensalada ligera. Puede ser una de canónigos con un poco de nuez y una vinagreta suave, o algo tan simple como lechuga y tomate con un buen aliño. Lo importante es que no sea muy pesada, para no competir con la cremosidad de la quiche.
Lo bueno que tiene la quiche Lorraine es que se puede tomar fría, caliente o del tiempo, así que también es ideal para llevar al trabajo o para un picnic. Pero si tienes tiempo, recalentarla un poco en el horno antes de servirla hace que el sabor y la textura mejoren bastante, sobre todo si lleva queso.
Bueno, pues ya ves que hacer una quiche Lorraine en casa no tiene ningún misterio. Con buenos ingredientes y un par de truquillos, puedes prepararte un plato que parece más sofisticado de lo que realmente es. Lo típico que sorprende a cualquiera, pero que tú sabes que has hecho sin romperte la cabeza.
Además, como aguanta muy bien de un día para otro, es de esas recetas que salvan comidas, cenas y hasta reuniones improvisadas. La haces con calma, la cortas en porciones y la tienes lista para cuando venga bien. A veces, con una buena quiche y una ensaladita al lado, ya está todo hecho. Así que nada, si te animas a probarla, cuéntame qué tal. Y si experimentas con algún ingrediente nuevo, ¡mejor aún!
Claro, aquí tienes el texto mejorado y ampliado siguiendo el formato que pediste, con contexto breve para cada receta y todo en un solo párrafo:
Si te gustan las delicias francesas, no puedes dejar de probar la receta del croissant casero, un clásico de la panadería francesa hecho con una masa hojaldrada y mantequillosa que se disfruta mejor recién salido del horno; la receta de crepes, esas finas y versátiles láminas de masa que pueden rellenarse tanto con ingredientes dulces como salados y son típicas de la región de Bretaña; los famosos macarons, pequeños y coloridos bocados de merengue con rellenos variados, que destacan por su textura crujiente por fuera y suave por dentro; y las irresistibles tostadas francesas, también conocidas como “pain perdu”, una forma tradicional de aprovechar el pan duro empapándolo en huevo y leche antes de dorarlo en la sartén, ideal para un desayuno especial.