Los niños aprenden a sumar o a restar en el colegio, tienen un educador que les enseña este tipo de contenidos para desenvolverse a nivel académico y también para aplicarlo en el día a día. Pero, ¿quién les enseña a escuchar, pedir ayuda cuando la necesitan, a decir que “no”…? Estos son ejemplos de habilidades sociales.
La mayoría de las veces se aprenden de forma implícita, es decir, aprendemos a escuchar siendo escuchados, a través de las figuras de referencia como los padres o profesores. Y… ¿por qué no aprender las habilidades sociales de forma activa?
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Las habilidades sociales son las capacidades que ayudan al niño a interactuar con sus iguales y adaptarse al entorno social en el que vive de una manera socialmente adecuada. Son fundamentales para el desarrollo y para el equilibrio emocional.
Reforzar estas habilidades hará que los niños puedan crear una imagen positiva de sí mismos y tendrán mayor facilidad para hacer amigos.
Además, existe una relación muy estrecha entre competencia social y buen rendimiento académico. Algunas de las habilidades básicas son saludar y despedirse, iniciar y mantener una conversación, escuchar y hacer preguntas, etc.
También podemos aprender otras habilidades más complejas como pedir ayuda, afrontar las críticas, expresar una opinión, saber decir “no”…
Las habilidades sociales se desarrollan y aprenden progresivamente a lo largo de la infancia y la adolescencia por lo tanto estas habilidades se pueden practicar y mejorar.
Veamos juntos las etapas del desarrollo social:
- 0 a 2 años: El niño no ve que el otro existe. Se comparten miradas, sonrisas, gestos… Los padres son las primeras personas de la socialización.
- 3 a 5 años: Descubre un amigo. Acepta a un compañero para los juegos.
- 5 a 6 años: Comienzan a formarse grupos cerrados de amigos, casi siempre del mismo sexo.
- 7 a 8 años: Es la etapa del gran amigo.
- 9 a 13 años: En esta etapa se consolidan las amistades.
- 13 a 16 años: La personas de referencia cambian, dejan de ser los padres y pasan a ser los amigos.
Como ya hemos comentado existen habilidades sociales básicas y complejas. Las más importantes son:
- Asertividad: defender los propios derechos y opiniones sin dañar a los demás.
- Comunicación: expresar emociones, saber escuchar…
- Cooperación: colaborar ante un mismo objetivo.
- Autocontrol: manejo de la impulsividad y saber esperar.
- Empatía: ser capaz de reconocer las emociones y comprender lo que siente el otro.
- Resolución de conflictos: poder pensar diferentes alternativas para solucionar un problema.
- Ayúdale a que conozca qué le gusta y qué no le gusta, para que pueda exponer sus opiniones. Por ejemplo con el juego en familia donde todos tienen que decir «me gusta cuando…», «no me gusta cuando…»
- Proponle juegos de grupo en los que tenga que conseguir objetivos comunes para trabajar la cooperación.
- Fomenta la capacidad de escuchar a los demás. Para ello escúchales de forma activa, mirándoles a los ojos y dedicándoles tiempo.
- Enséñale a esperar: en el turno de los columpios, a no interrumpir cuando alguien está hablando…
- Anima a tu hijo a participar en actividades con diferentes grupos de amigos.
- Ayúdale a pensar diferentes alternativas cuando tenga algún conflicto para poder solucionarlo.
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