Las leyendas urbanas, a diferencia de los cuentos infantiles son historias de miedo extrañas pero verosímiles que circulan de boca en boca como si fueran verdades indiscutibles. A diferencia de los rumores, se relatan con todo tipo de detalles y se cuentan como si fuesen sucesos verdaderos, o como noticias que ocurrieron hace mucho tiempo en un lugar determinado.
En Pequeocio hemos recopilado 11 leyendas urbanas cortas para todos aquellos valientes que quieran pasar una noche de miedo con sus amigos ¿estáis preparados?
Cuenta una leyenda urbana…
Leyendas urbanas de miedo que parecen reales
La leyenda de las monedas de oro
Esta es una leyenda de terror típica de Córdoba. La historia trata sobre una antigua casa del centro de la ciudad que se dice está encantada y cuenta que en ella hace mucho tiempo vivía una familia acomodada que tenía una hija pequeña y varias criadas a su servicio.
Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba los cuartos, enormemente largo y oscuro, lleno de cuadros y enlosado. Al final del pasillo la niña vio lo que parecía un niño de su edad levantando una de las losetas y metiendo algo dentro de un hueco en el suelo. La niña no podía creerlo, lo que vio relucir en la mano del muchacho al pasar por la tenue luz que entraba por la ventana eran monedas de oro.
Cuando el niño se fue salió y se dirigió hacia allí; entonces apareció una de las criadas con una vela enorme que también había visto lo que había pasado y quería sacar partido. Decidieron que no dirían nada a nadie, todas las noches se acercarían y con la ayuda de la luz de la vela levantarían la loseta y sacarían las monedas hasta acabarlas. Todas las noches la niña, que por su tamaño cabía dentro, se metía en el hueco bajo la loseta e iba dando monedas a la criada, quien las iba guardando en un enorme saco. Una noche en medio de su labor la vela comenzó a parpadear haciendo amagos de apagarse, la criada le dijo a la niña que saliera del hueco, que ya tenían dinero de sobra. La niña le hizo caso y abandonó el escondrijo, pero en el último momento una moneda cayó del saco al hueco y, en un acto de avaricia y sin pensárselo siquiera, la muchacha se metió de nuevo en el hueco.
La criada intentó agarrarla pero no pudo, mientras le gritaba que por favor saliera de allí y dejara la moneda, pero en medio de ese griterío la vela terminó de apagarse. En el momento justo en que el último rayo de luz salió de la vela la loseta se cerró ante los ojos de la criada dejando a la niña dentro. La criada decidió no decir nada a nadie, los padres dieron a la niña por desaparecida y el tema se fue olvidando con el tiempo.
Pero aún en la actualidad dentro de esa casa se siguen oyendo por las noches los gritos de auxilio de la niña que repiten noche tras noche en el pasillo “Por favor…socorro…sacadme de aquí…”.
La leyenda urbana del videojuego Polybius
Una de las leyendas más misteriosas del mundo de los videojuegos es una que afirma que hay un antiguo juego que provocaba amnesias y suicidios entre sus jugadores. El juego en cuestión era el Polybius, un especie de arcade aparecido en 1981.
En la época, Polybius tuvo un éxito importante y mucha gente se amontonaba delante de la máquina esperando su turno para jugar. Sin embargo, al cabo de unos días, numerosos jugadores se quejaron de padecer amnesias, cefaleas, pesadillas, insomnio y algunos, incluso, llegaron a intentar suicidarse.
Muchas son las leyendas urbanas que se dispararon alrededor del videojuego: muchos aseguraron ver a hombres vestidos con trajes negros tomando notas de los jugadores que más puntuaciones hacían. Otros aseguraban haber visto «caras fantasmales» que recorrían la pantalla. También están los que en mitad del juego han visto mensajes subliminales, entre los que el más destacado es “suicídate”. Voces bajo el sonido del juego, quejidos de pánico,… la rumorología se extendió.
Atari arroja algo de luz al asunto diciendo que el procedimiento empleado tanto en Tempest como en Polybius, que consistía en hacer girar el decorado alrededor de un elemento fijo, podía llegar a causar náuseas entre los jugadores.
La leyenda urbana de la chica de la curva
Cuenta la leyenda que hace muchos años, mucho antes de que se construyera la autopista que ahora cruza las entrañas de la montaña de Garraf en Cataluña, era noche cerrada, caía una lluvia suave pero ininterrumpida y la niebla cubría la noche con su manto blanquecino, impidiendo ver más allá de unos pocos metros.
Un hombre iba conduciendo su coche por las curvas, deseoso de llegar a su casa y reencontrarse con su mujer y sus dos hijas después de un largo fin de semana de trabajo.
En una de las curvas del camino, vio a una autoestopista, una joven rubia, demacrada y pálida, empapada por la lluvia, con un largo vestido blanco desgarrado y sucio de barro. Este hombre decidió llevarla consigo y acercarla hasta el pueblo más cercano. Durante gran parte del trayecto, el hombre y la joven fueron hablando de cosas triviales, cuando, en un momento dado, antes de llegar a una de las curvas más cerradas y peligrosas de las cuestas, la joven le avisa de que reduzca la velocidad hasta casi detenerse y que pase muy poco a poco.
El hombre lo hace, y comprueba, asustado, que, de no haber sido advertido por ella del peligro, probablemente se hubiera despeñado por el barranco con el coche. Le da las gracias, agradecido por haberle salvado la vida, a lo que la joven contesta:
– No me lo agradezcas, es mi misión; en esa curva me maté yo hace más de 25 años, en una noche como ésta…
Y después de pronunciar estas palabras, desapareció, dejando como única prueba de su espectral aparición, el asiento húmedo del acompañante por sus ropas mojadas…
La leyenda de las gemelas
Cuenta la leyenda urbana que en Inglaterra una madre dio a luz dos hermosas gemelas. Cuando cumplieron 3 años la familia salió a pasear, de regreso y mientras cruzaban la carretera para recoger el coche que allí habían estacionado, sin darse cuenta y en un abrir y cerrar de ojos, un vehículo atropelló a las gemelas que murieron.
Dos años más tarde y ya superado el trauma, la madre quiso volver a tener hijos y tras 9 meses dio de nuevo a luz a dos gemelas. Las niñas se parecían tanto a las que murieron que decidieron que no mencionarían nada de lo que sucedido a las niñas.
Una navidad, tres años después, la familia salió de paseo al mismo lugar de siempre, al regresar, mientras cruzaban la carretera que tanto pavor daba a la madre, las niñas se agarraron fuertemente a las manos de su madre y mientras se encontraban en mitad del asfalto las niñas le dijeron a su madre: “mamá… no nos sueltes, que aquí fue donde nos mataron”.
La leyenda urbana de Verónica
Jamás frente a un espejo se debe decir de forma repetida nueve veces Verónica. Suele haber quienes se ríen al conocer esta historia, que lleva circulando por el mundo desde hace varias décadas.
Esta leyenda urbana habla de una chica llamada Verónica de aproximadamente de 14 años de edad, que una tarde en las que acostumbraba reunirse en el pueblo con sus amigos, hizo espiritismo en una casa abandonada en la cual tenían su guarida. Ella no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la invocación, una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza.
Se dice que desde ese día Verónica aún no descansa en paz. Por eso su espíritu está condenado, vagando entre nosotros, buscando venganza entre aquellos que no saben respetar el otro mundo, como le sucedió a ella en la vida real.
La leyenda del árbol de Casandra
En las Islas Canarias, existe la leyenda del Árbol de Casandra, que cuenta que Casandra era una jovencita de 15 años, que pasaba mucho tiempo jugando con un chico de su edad, pero aquella era una época conservadora y el romance que llegaron a tener fue muy mal visto. Así, el padre de Casandra le prohibió encontrarse con su pequeño novio, pero ésta siguió viéndose a escondidas y él, presa de la cólera ante la idea del deshonor, asesinó al novio de su hija…
Tras perder a su amado, Casandra realizó un pacto con el Diablo, sin embargo la descubrieron y, como en ese entonces aún se creía en las brujas, la capturaron, la ataron al árbol junto al cual hizo el pacto, y allí la quemaron viva… Desde ese fatídico día, comenzó a escucharse que cerca del árbol a veces se escuchaban los alaridos de una jovencita y un ruido como de cadenas arrastrándose. Se cree que es el alma en pena de Casandra, pues muchos dicen haber visto, tallado en la corteza del árbol, un “Casandra e Iván” que después se borra inexplicablemente…
Leyendas urbanas cortas aterradoras
La leyenda del puente del beso en Luarca
Cambaral es un barrio de pescadores en Luarca, que lleva el nombre de un famoso pirata que atemorizaba a los habitantes de los pueblos que saqueaba hasta que llegó a esta villa asturiana. Allí fue apresado y malherido. Una hermosa joven del lugar fue encargada de curar sus heridas durante su cautiverio. Se enamoraron y decidieron fugarse pero encontraron la muerte de manos del padre de ella, quien en plena huida les cortó a ambos la cabeza. La leyenda narra cómo ambos permanecieron abrazados mientras sus cabezas rodaron hasta el mar. En el lugar construyeron el que hoy se conoce como el puente del beso y quienes acuden allí por la noche aseguran escuchar palabras de los amantes que provienen del fondo del mar.
La leyenda urbana del hombre del saco
Es una leyenda urbana con la que se asusta a los niños pero viene de una historia real, un hombre que secuestró a un pequeño niño en una bolsa y con un corte en las venas lo desangró para juntar la sangre y dársela de beber a un enfermo ya que, según una bruja del pueblo, esta sería la cura.
La leyenda del perro de Satanás
Cuenta la leyenda que algunos hacen pacto con Satanás para que los proteja y este les da el espíritu de un perro negro que espanta a todo aquellos que quieran robarles, pero a cambio ellos deben entregarle un alma cada mes.
La leyenda de la pintura del niño llorón
Dice la leyenda urbana que se trata de un niño que murió en el incendio de un orfanato y su alma quedo en la pintura que, luego, se expandió en copias por todo el mundo. La mirada triste del niño decora muchas casas que luego se incendian por completo y solo queda la pintura sin daño alguno.
La leyenda de la Cruz del Diablo en Cuenca
Según los habitantes del lugar, un muchacho bastante bravucón y conocido por ser un juerguista conoció a una hermosa chica. Su afán de conquistarla para demostrar su fama de galán, hizo que finalmente lograse su objetivo de quedar con ella. La cita fue durante una fría noche de tormenta. Un rayo cayó muy cerca alumbrando lo que en vez de ser las bellas piernas de la dama eran unas pezuñas. El muchacho huyó corriendo horrorizado y llegó hasta el convento de los Descalzos, donde aún se puede ver la cruz a la que se agarró fuertemente pidiendo ayuda divina para que no se le llevara el diablo. Aún hoy puede verse sobre la cruz la huella de su mano.
¿Y a ti, cuál de estas leyendas urbanas te ha dado más miedo?…
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Lol tio me traume con la de el Petro de Satan’s looooooool
Lol tio me traume con la de el perro de Satan’s looooooool y tambien la de Las gemelaaas
muy buena la de veronica
Bien a mi hermano le dio miedo pero a mi in poco la de la cruz del diablo en cuenca sigan subiendo mas leyendas me encantan ❤❤❤❤❤
luciana galmarini hola me dio mas miedo la de la chica de la curva y la de las gemelas, y me parecio mas romantica la de el arbol de Casandra
aunque no me dio miedo ninguna las que escribi me parecian escalofriantes
Hola y me sirvió mucho
Me encantan las leyendas gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!