Un granjero y su esposa vivían en una pequeña granja. No eran ricos, pero un día, para su sorpresa, una de sus gallinas puso un huevo… ¡de oro!
Al principio pensaron que era una broma, pero cuando lo llevaron a la ciudad, comprobaron que era auténtico. Emocionados, comenzaron a esperar un huevo de oro cada mañana. Y así fue: cada día, la gallina ponía uno.
Con el tiempo, la avaricia empezó a crecer. El granjero y su esposa pensaron que si dentro de la gallina había oro, sería mejor matarla y sacar todo el tesoro de una vez. Así que, sin pensarlo más, la abrieron.
Pero para su desgracia, descubrieron que la gallina era como cualquier otra por dentro. No había más oro. Y lo peor: habían perdido a la gallina que les daba un huevo de oro cada día.
Moraleja de La gallina de los huevos de oro
La avaricia rompe el saco. Si quieres todo de golpe, puedes quedarte sin nada.
¿Quién escribió la fábula de “La gallina de los huevos de oro”?
Esta fábula es otra de las más conocidas de Esopo, el famoso narrador griego del siglo VI a. C. Su estilo se basaba en historias simples pero con un mensaje potente, fácil de recordar y transmitir. La gallina de los huevos de oro ha sido versionada por muchos autores después de Esopo, incluyendo a Fedro, La Fontaine o Samaniego. Su mensaje sobre la codicia ha llegado hasta nuestros días como un refrán popular que todos conocemos: “La avaricia rompe el saco.”