Una vez, una zorra muy lista y juguetona paseaba por el bosque en un día soleado. De repente, levantó la vista y vio algo delicioso que brillaba en lo alto de una parra: ¡unas uvas moradas, gorditas y jugosas!
—¡Mmm, qué deliciosas se ven esas uvas! —dijo relamiéndose.
A la zorra se le hizo agua la boca. ¡Qué ricas estarían esas uvas! Sin pensarlo dos veces, se puso de puntillas e intentó alcanzarlas con sus patas. ¡Pero estaban demasiado altas!
Entonces, la zorra saltó y saltó con todas sus fuerzas. ¡Salta que te salta! Pero las uvas seguían lejos, colgando muy alto.
La zorra lo intentó una y otra vez. Corrió un poquito hacia atrás, tomó impulso y ¡zas! Volvió a saltar. Pero nada, las uvas no se movían de su sitio.
Después de muchos intentos fallidos, la zorra estaba muy cansada y un poco frustrada. Sus patas le dolían de tanto saltar y ya no tenía aliento.
Miró las uvas con el rabito entre las patas, cansada y molesta, frunció el ceño y dijo:
—¡Bah! Seguro que esas uvas están verdes y ni siquiera son dulces. ¡Mejor sigo mi camino!
Y se alejó con la nariz en alto, disimulando su desilusión, con la barriguita vacía pero intentando convencerse de que las uvas no eran tan buenas como parecían.
Moraleja para niños: A veces, cuando no podemos conseguir lo que queremos, es más fácil decir que en realidad no lo queríamos tanto. Pero es importante ser sinceros con nosotros mismos y recordar que esforzarse siempre vale la pena, ¡aunque a veces no tengamos éxito!
Cómo explicar la moraleja de “La Zorra y las Uvas” a los niños:
Esta fábula infantil ilustra un concepto psicológico conocido como disonancia cognitiva o, de forma más sencilla para los niños, la tendencia a cambiar nuestra forma de pensar sobre algo cuando no podemos obtenerlo. En lugar de enfrentar la frustración o la decepción de no conseguir lo que deseamos, a veces es más fácil convencernos de que aquello que queríamos no era tan bueno o importante después de todo.
- Enfocarse en las emociones de la zorra: Pregúntales cómo creen que se sintió la zorra al principio (emocionada, con ganas) y cómo se sintió después de no poder alcanzar las uvas (frustrada, cansada, quizás un poco avergonzada).
- Resaltar la justificación de la zorra: Explícales que, en lugar de decir “No pude alcanzarlas”, la zorra dijo que las uvas estaban agrias. Pregúntales por qué creen que hizo esto. Guíales a entender que a veces es difícil admitir que no podemos hacer algo.
- Conectar con sus propias experiencias: Pregúntales si alguna vez les ha pasado algo parecido. Por ejemplo, ¿querían mucho un juguete que no pudieron tener y luego dijeron que en realidad no les gustaba tanto? ¿O intentaron hacer algo difícil y, al no lograrlo, dijeron que no era divertido?
- Explicar el porqué de la moraleja: Ayúdales a entender que está bien sentirse frustrado cuando algo es difícil, pero que es importante ser sinceros con nosotros mismos sobre lo que realmente queremos. Decir que algo no es bueno solo porque no podemos tenerlo no cambia el hecho de que lo deseábamos.
- Fomentar la perseverancia y la honestidad: Anímales a seguir intentando cuando algo es importante para ellos y a ser honestos sobre sus deseos y sentimientos, incluso cuando no consiguen lo que quieren. Explícales que aprender de los intentos fallidos es valioso.
Posibles Preguntas para Discutir con los Niños:
- ¿Crees que las uvas estaban realmente agrias? ¿Por qué lo dijo la zorra?
- ¿Es mejor decir la verdad sobre lo que queremos, aunque no lo consigamos?
- ¿Qué podemos hacer cuando algo es difícil de alcanzar? (Intentarlo de diferentes maneras, pedir ayuda, aceptar que a veces no es posible).
- ¿Alguna vez has dicho que no querías algo solo porque no podías tenerlo? ¿Cómo te sentiste después?
Anímales a pensar en la perseverancia y en cómo afrontar la frustración de forma positiva. También puedes contarles una anécdota propia o inventar un nuevo final para la historia, donde la zorra busca una solución creativa en lugar de rendirse. ¡Convertir el aprendizaje en un juego siempre ayuda!
