Había una vez un joven pastor que cuidaba a sus ovejas en una pradera cercana al pueblo. Aunque al principio se tomaba su trabajo muy en serio, con el tiempo se fue aburriendo. Para divertirse un poco, decidió gastar una broma.
—¡Que viene el lobo! ¡El lobo! —gritó con todas sus fuerzas.
Los campesinos del pueblo corrieron colina arriba para ayudarle, pero al llegar encontraron a las ovejas tranquilas y al pastor riéndose a carcajadas.
Unos días después, repitió la misma broma, y de nuevo todos corrieron a socorrerle. Cuando vieron que todo era mentira otra vez, se marcharon enfadados.
Pero una tarde, un verdadero lobo apareció de entre los árboles. El pastor, asustado, gritó con todas sus fuerzas:
—¡Por favor! ¡Que viene el lobo de verdad!
Sin embargo, esta vez nadie le creyó, y el lobo atacó a las ovejas sin que nadie viniera a ayudar.
Moraleja de El pastor y el lobo
Si dices mentiras, nadie te creerá aunque digas la verdad.
¿Quién escribió la fábula?
Esta fábula es una de las más conocidas de Esopo, un narrador griego del siglo VI a. C. que vivió, según la tradición, como esclavo. Aunque no se tiene certeza absoluta sobre su existencia real, su nombre ha pasado a la historia gracias a su colección de relatos cortos protagonizados por animales y personajes sencillos, todos con una enseñanza clara. Las fábulas de Esopo han sido recontadas y adaptadas durante siglos, pero su mensaje sigue siendo actual y útil incluso hoy.