Vamos a preparar unos bizcochos de soletilla facilísimos y ligeros como una nube.
¿Sabías que los bizcochos de soletilla tienen muchísimos nombres? Y es que si bien en España les llamamos bizcocho soletilla, en otros países hispano-hablantes son conocidos como vainillas, lenguas, soletas, suspiros, dedos de señora, plantillas y todavía más.
Pero lo cierto es que estos bizcochos o galletas ligeros, esponjosos y secos se llaman en su origen savoiardi, porque toman su nombre de la región histórica de Savoia, sede la la casa real homónima que reinó en Italia hasta 1946. Ya os contaremos después de ver la receta algo sobre la historia del bizcocho de soletilla, muy rico para comer solo con el té pero sobre todo un ingrediente fundamental de varios postres, entre ellos los famosísimos tiramisú y charlotte.
Con las cantidades que os damos os saldrán 24 soletillas como las de las fotos; si queréis hacerlas más alargadas, os saldrán un poco menos.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Cómo hacer Bizcochos de soletilla
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Montar las claras
Precalentamos el horno a 200ºC calor arriba y abajo.
Separamos las yemas de las claras con mucho cuidado de que no se nos vaya ni un poquito de las yemas en las claras.
Con unas varillas eléctricas, montamos las claras. Cuando comienzan a hacer espuma, añadimos una pizca de sal y seguimos batiendo hasta alcanzar el punto de nieve, que es cuando están tan firmes que al girar el bol no se mueven.
Cuando tenemos las claras montadas a nieve, reservamos.
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Preparamos la masa
En otro recipiente vamos a montar las yemas con el azúcar, hasta que la mezcla se infle y se ponga clarita. Añadimos la esencia de vainilla, la harina y la levadura tamizadas, mezclando con una espátula haciendo movimientos suaves y envolventes, de abajo hacia arriba, para que la masa no se baje.
Una vez que tenemos bien incorporada la harina, añadimos una cucharada de las claras montadas y mezclamos para aligerar la mezcla. Luego incorporamos el resto de las claras a nieve y ahora sí volvemos a mezclar con delicadeza, haciendo movimientos envolventes como hemos hecho antes.
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Formamos los bizcochos de soletilla
Forramos dos fuentes de horno con papel de hornear, o si tenéis una sola fuente cuando sacáis la primera tanda del horno ponéis un nuevo papel y volvéis a empezar.
Ponemos la masa en una manga pastelera con un agujero grande en la punta, tenemos que formar unas tiras de masa de unos 3 cm de ancho. Con la manga entonces hacemos tiras de masa sobre el papel de hornear, bien distanciadas porque los bizcochos crecerán durante la cocción.
Justo antes de poner los bizcochos de soletilla en el horno, espolvoreamos con abundante azúcar glas.
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Cocción de las soletillas
Horneamos durante unos 13-15 minutos, tenemos que retirar los bizcochos del horno cuando estén apenas dorados, si nos pasamos de cocción se secarán demasiado y no quedarán esponjosos.
Una vez que los retiramos del horno, los dejamos templar 2 o 3 minutos sin tocarlos, luego con una espátula y con cuidado los separamos del papel de horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla.
Consejos para hacer bizcochos soletilla perfectos
Montar las claras a nieve
Las claras montadas a nieve son el secreto de la esponjosidad y la ligereza de los bizcochos de soletilla. Para que las claras monten bien es importante que no entren en contacto con ninguna materia grasa: por eso no debe irse ni un poquito de la yema dentro de las claras, y tanto el recipiente como las varillas deben estar bien limpios.
No tenemos que pasarnos de batido, cuando estén firmes dejamos de batir, porque si nos pasamos las claras se ponen grumosas y despiden líquido.
Movimientos envolventes
El aire que incorporamos a los huevos cuando los batimos es el secreto de la esponjosidad no solo de estos bizcochos de soletilla, sino de cualquier bizcocho. Así que además de montar bien las claras, hay que batir las yemas con el azúcar hasta que la mezcla esté bien espumosa, inflada y blanquesina.
¿Bizcochos finos o gruesos?
Como habréis notado, los bizcochos de soletilla industriales son gruesos. Esto se debe a que se hacen con moldes, los bizcochos caseros quedarán siempre más finos. De cualquier manera si os gusta que queden algo más gorditos que los nuestros, podéis poner un poco más de harina: 180 g totales, la misma cantidad que el azúcar.
Cómo conservar los bizcochos de soletilla
Como todos las galletas, se conservan bien en una lata o en un recipiente hermético. En el caso del bizcocho soletilla, puede durar hasta 9 días.
El origen de los «savoiardi», nuestros bizcochos de soletilla
Como decíamos al inicio, el nombre original de esta galleta es «bizcocho savoiardo», o en plural «savoiardi».
A pesar de que, como es el caso de muchas recetas tradicionales, el origen de estos bizcochos es incierto, algunas fuentes históricas citan el nacimiento de las soletillas como derivado de otro dulce con la misma masa, el gâteau de Savoie, creado a mitades del siglo XIV por el chef de Amadeo VI de Saboya (Savoia), en honor de la visita del emperador Carlos IV de Luxemburgo. Tuvieron tanto éxito, que a partir de entonces los bizcochos fueron bautizados «savoiardi» y adoptados como dulces oficiales por la Casa de Saboya.
Los «savoiardi» son un producto tradicional de varias regiones italianas, sobre todo las que estuvieron bajo la influencia de los Saboya, como Piemonte, Cerdeña y Sicilia, entre otros. Y son el ingrediente principal de uno de los postres italianos más típicos, el tiramisú, del que podéis ver la receta en el siguiente vídeo.