«¿Quién ha hecho esto?», preguntas al ver un vaso de zumo en el suelo. «Ha sido mi hermana», contesta tu peque, ¡aún cuando su hermana está en el cole! ¿Te ha pasado? Mentiras, pequeñas mentiras, grandes historias, todos los niños comienzan a contar alguna que otra mentirijilla de vez en cuando… ¡algunos más a menudo que otros!
Pero… ¿cómo aprenden los niños a mentir? ¿Qué debemos hacer como padres? Descubrámoslo en este nuevo artículo de Escuela de Padres.
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Cuándo aparecen las mentiras de los niños
Los niños más precoces pueden comenzar a mentir sobre los 2 o 3 años, pero en esta época las mentiras suelen ser bastante «increíbles». Del estilo: «ha venido un conejo gigante y se ha comido el chocolate».
Ya sobre los 4 y 5 años, la mayoría de los niños ha aprendido que existen diferentes opiniones y que las personas no siempre piensan igual. Este descubrimiento es el disparador para que los peques aprendan a mentir. ¿Por qué? Sabiendo que el otro puede pensar diferente, intentan crear un engaño para salirse con la suya.
Sin embargo, muchos niños de esas edades no mienten a propósito sino que confunden fantasía y realidad (tengamos en cuenta que es la época del amigo imaginario, un compañero de aventuras que muchos niños jurarían que realmente existe). Entre los 5 y los 10 años los peques van comprendiendo realmente qué significa mentir y sobre los 11 ya saben distinguir perfectamente entre mentiras y verdades.
Cómo aprenden a mentir los niños
Al igual que las rabietas y aprender a jugar por turnos, las mentiras forman parte del crecimiento. ¿Está bien que mientan? Claro que no pero aprender a mentir muestra el desarrollo del niño, su capacidad de reconocer que existen diferentes pensamientos y que manipulando la realidad (la verdad) puede salirse con la suya.
Ahora bien, veamos un dato curioso: según diferentes estudios realizados por universidades norteamericanas, los niños con mejor memoria verbal (es decir la capacidad de recordar información dicha o escuchada) son mejores mentirosos. De hecho, estas investigaciones demostraron que «los procesos de pensamiento, específicamente la memoria de trabajo verbal, son importantes para las interacciones sociales complejas como mentir porque los niños necesitan hacer malabarismos con múltiples piezas de información».
Qué hacer frente a las mentiras de los niños
El primer paso es comprender por qué mienten los niños: por miedo, porque no les gusta hacer algo, porque desean ser iguales a los demás o porque siguen nuestro ejemplo.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer como papis frente a un niño que miente? Veamos algunas ideas:
- dar el ejemplo: como siempre, los niños copian lo que ven. Si nosotros mentimos, ellos también así que ¡a dar el ejemplo!
- explicar las diferencias entre verdades y mentiras desde edades tempranas.
- tener una relación de confianza que permita al niño contarnos todo lo que le sucede sin miedo.
- felicitarle cuando dice la verdad, aún cuando haya hecho algo «malo»: por supuesto, el mal comportamiento tiene consecuencias pero es bueno que rescatemos que ha decidido enfrentar las consecuencias diciendo la verdad.
- nunca reprenderle en público por mentir: mejor hablar en casa, tranquilos y en privado. Así evitamos que el niño reciba el mote de «mentiroso» y no le avergonzamos.
- poner normas ¡y cumplirlas!: si queremos que en casa se diga la verdad, ¡la regla vale para todos!
Imagen: Joe Penniston