Hoy vamos a ver 10 cuentos de Navidad ¡que os encantarán! La Navidad está muy cerca y para empezar a sentir el espíritu navideño, en Pequeocio os traemos un sinfín de manualidades de Navidad. Pero eso no es todo, porque ya sabéis que nos gustan mucho, mucho los cuentos infantiles y los de hoy son 10 preciosos cuentos infantiles de Navidad.
Se trata de 10 historias de Navidad para niños muy variados, desde cuentos clásicas como el Cuento de Navidad de Dickens; y otros preciosos cuentos cortos navideños.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
El señor Scrooge era un hombre mayor, rico, solitario y sin amigos. Era un hombre muy serio, que no hacía más que ir de su casa a su oficina, sin siquiera mirar a la gente que lo rodeaba.
Cuando se acercaba la Navidad, Scrooge se volvía aún más huraño. Creía que era todo una gran pérdida de tiempo, ¡para él la Navidad era un día como cualquier otro! Era víspera de Navidad y el señor Scrooge estaba, como siempre en su despacho, revisando papeles, mientras su secretario trabajaba en el recibidor. Sintió un murmullo que provenía desde la puerta de la oficina y de repente, sin darle tiempo a esconderse como hacía siempre, vio entrar a su sobrino con una gran sonrisa. Venía a desearle felices navidades y a invitarlo a pasar la noche con él y su familia.
El anciano lo despidió de malas maneras, diciéndole que estas fiestas eran solo paparruchas. Su secretario, que seguía trabajando aunque ya era tarde y todo el mundo estaba llegando a sus casas para pasar la Nochebuena en familia, le pidió permiso para retirarse. Scrooge se lo concedió, pero le dijo que el día después de Navidad tendría que llegar más temprano para recuperar el día festivo.
Una visita inesperada
Cuando ya era de noche y no quedaba alma viva por la calle, el anciano se marchó a su casa, un edificio frío y lúgubre. Se preparó para irse a dormir, pero cuando estaba a punto de acostarse, sin poder salir de su asombro vio un fantasma que se apareció frente a él: lo reconoció al instante, era su antiguo socio Marley, muerto unos años antes. Marley le dijo que estaba allí para hacerle abrir los ojos, que todavía estaba a tiempo de cambiar su vida. El espectro le contó que su alma no descansaba en paz por culpa de la vida que había llevado, y que Scrooge iba por el mismo camino. Le dijo que en las siguientes noches, tres espíritus vendrían a visitarlo. Al terminar de pronunciar estas palabras, el fantasma de Marley desapareció.
Los espíritus
La primera noche, llegó a visitarle el espíritu de las navidades pasadas; lo llevó consigo a visitar el lugar donde había crecido, y Scrooge pudo verse a sí mismo de niño y de joven, siempre triste y solo. También pudo ver su hermana, que había muerto hace muchos años, y recordó lo mucho que la quería.
Llegó la segunda noche, y mientras el anciano esperaba al segundo espíritu, pudo ver una luz provenir desde el cuarto de al lado. Entró y vio una mesa vestida para fiesta repleta de platos con diferentes comidas. Junto a la mesa, había un hombre con una antorcha: era el espíritu de las navidades presentes. Juntos fueron al centro del pueblo, y vieron cómo la gente entraba y salía de las tiendas, compraba regalos y deliciosos manjares para la cena de Navidad.
Luego fueron a la casa del secretario, y el viejo pudo verlo con su familia, riendo felices a pesar de la pobreza en la que vivían, y de que el niño más pequeño estaba enfermo. Desde allí fueron a casa del sobrino de Scrooge, y pudo ver cómo la familia disfrutaba de la noche de Navidad riendo y jugando. Luego el espíritu llevó al anciano de nuevo a su cuarto.
A la noche siguiente se presentó el espíritu de las navidades futuras. Salieron a la calle y encontraron gente que hablaba de alguien que había muerto. Luego vieron a otras personas vendiendo las posesiones del difunto, y también le enseñó la casa de su secretario, donde todos lloraban porque el hijo pequeño había muerto. Por último, fueron a ver el cadáver de el hombre muerto que estaba en su cama cubierto por una sábana: el anciano la levantó y pudo ver que la persona muerta era él mismo, el sr. Scrooge.
Un despertar feliz
A la mañana siguiente, Scrooge despertó y se dio cuenta que todo había sido un sueño. No habían pasado 3 días, era Navidad, y este descubrimiento lo hizo saltar de la cama loco de contento. Salió a la calle corriendo y entró a una tienda de alimentos, le pidió al negociante que le vendiera el pavo más grande que tuviera y que lo llevara a casa de su secretario. Luego se vistió con sus mejores galas y fue a casa de sus sobrino, saludó a todos abrazándoles y pasó el día con ellos, riendo y jugando. A la mañana siguiente, cuando el secretario llegó a la oficina, le dio un aumento y le prometió encontrar a los mejores médicos para que su hijo pudiera curarse. Desde entonces fue un hombre honesto y feliz, al que todos querían. Y sus navidades nunca más fueron tristes y solitarias.
Cuento «El árbol de Navidad sin Navidad»
La Navidad es el momento ideal para pasar rodeado de la familia y aquellos a quienes queremos, ¿verdad? ¿Qué pasaría si un árbol de Navidad descubriese esta gran verdad y se diese cuenta de que estar con la gente amada es más importante que estar rodeado de regalos? Descubrámoslo en este cuento de Navidad.
Cuento «El rincón de la nieve»
Tartán es una simpática ardilla que tiene un amigo muy pero muy especial. Tanto que sólo lo puede ver cada Nochevieja… ¿De quién se tratará? ¡Hay que leer el cuento para descubrirlo!
Cuento «El reno Moritz y su extraña nariz»
Mucho se ha hablado de Rudolf y su nariz roja pero… ¿conocéis al reno Moritz? Moritz es un reno muy presumido y coqueto, tanto que los duendes de la Navidad deciden gastarle una broma… aunque no todo saldrá como estaba planeado. ¿Qué pasará?
Cuento de Navidad «Darío y la nieve»
Un relato dedicado especialmente a todos los niños y las niñas que están malitos, resfriados, que tienen fiebre y no pueden salir de la cama. Quizá ellos, como Darío, descubran también cómo llegar al lugar donde se guarda la nieve cuando desaparece de las ciudades y de las montañas.
Por último os dejamos 5 cuentos de Navidad animados, para ver y escuchar en familia:
Cuento «La verdadera historia del árbol de Navidad»
¿Cuál fue el primer árbol de Navidad? En esta bonita historia lo descubrirás.
Cuento «Papá Noel salva la Navidad»
Timy en un niño que de mayor quiere ser astrónomo, y solo quiere pedirle una cosa a Papá Noel…
Cuento «El niño descalzo»
Pierre es un niño muy pobre que no tiene zapatos, hasta el día de Navidad…
Rudolph el reno
¿Conoces la historia de Rudolph el reno? Mira qué bonita…
Corto animado de Disney «El taller de Santa Claus», un clásico cuento navideño
Para terminar, te dejamos un bonito corto animado de Disney…
¿Qué os parecen estos cuentos de Navidad? Estamos seguros de que os gustarán…
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… un telescopio
Mientras le lanzaba piedras y palos al mango que estaba en el centro del oscuro solar, en medio de la noche fría y llena de punticos de luz como los del techo de su cuarto, se quedó contemplando las estrellas, y decidió qué le pediría al Niño Jesús ese año.
Llegó el 24. Y como todos los años, se dijo y se prometió, firmemente, que este año sí lo esperaría despierto para descubrir quién era realmente el Niño Jesús. Sin embargo, siempre se quedada dormido en la salita y amanecía en su cuarto. E inmediatamente, se asomaba debajo de la cama y encontraba lo que le había pedido, que, invariablemente, siempre era un carrito de madera con las ruedas de chapas.
Pero este diciembre, la pequeña radio que un día su papá le había traído a su mamá, único objeto de lujo en el miserable rancho, lo distrajo y le hizo cumplir su promesa.
La madre, que se había quedado dormida, rendida por el cansancio, se despertó sobresaltada por el llanto de su hijo. Se incorporó, se dirigió hasta el rincón donde estaba el niño chorreando lágrimas que se confundían con el jugo amarillo del mango, y le preguntó: «¿¡Qué te pasa!? ¿¡Por qué lloras!?» Y el muchacho, que con una mano se estrujaba un ojo, le señaló con la otra, donde tenía una fruta a medio comer, la radio, y le dijo llorando: «¡Que mataron al Niño Jesús!» En el momento en que el rostro de la mujer se iluminó, como la superficie de un pozo cuando la toca cualquier partícula, con una sonrisa que desapareció apenas esbozada, como las ondas del pozo al llegar ala orilla, el locutor dijo: «¡La hora en su emisora feliz: la una y treinta de la madrugada…! Repetimos la información anterior: ¡Hace pocos momentos fue muerto a balazos un hombre en el interior de una tienda! El desconocido no portaba documentación alguna. Solamente se encontró, en uno de sus bolsillos, una carta donde se le pide al Niño Jesús un telescopio… ¡La hora en su emisora feliz: la una y …!»
Del pecho de la mujer brotó un quejido corto y frágil, como si fuera el último que le quedara dentro, y cayó. Produciendo ese ruido opaco y odioso, como el de las frutas maduras al estrellarse contra la tierra húmeda del solar.
Pedro Querales. Del libro «Fábulas urbanas»
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Me gusto mucho este contenido